Inversores interesados en campos argentinos

Inversores interesados en campos argentinos. El contexto macroeconómico, sumado al periodo preelectoral, dilatan la concreción de operaciones.

El campo argentino es mundialmente reconocido por su capacidad productiva. Sin embargo, aunque las intenciones de compra de campos se incrementaron un 50% durante el segundo semestre de 2023, el contexto macroeconómico local, sumado al periodo electoral y la incertidumbre que esto provoca, dilatan la concreción de las operaciones.

Tras la fuerte sequía -en la que se perdieron un aproximado de u$s 20.000 millones-, la demanda para comprar campos argentinos durante el segundo semestre de 2023 duplicó los niveles relevados durante la primera mitad del año, de acuerdo con datos de la Cámara Argentina de Inmobiliarias Rurales (CAIR).

Este crecimiento en la demanda se intensificó tras las elecciones primarias (PASO), durante los meses de septiembre, octubre y los primeros días de noviembre. «En los últimos meses, el mercado comenzó una lenta pero sostenida recuperación de la actividad», sostienen desde CAIR.

Sin embargo, la incertidumbre que genera conocer quién será el presidente de la Argentina a partir del 10 de diciembre y, consecuentemente, las diferentes propuestas que cada uno de los candidatos tienen para el sector, dificultan el cierre de operaciones. 

Según José María Bauza, presidente de CAIR, «los inversores (principalmente locales) están esperando mayores precisiones antes de tomar decisiones de inversión. La política influye de manera significativa en el campo argentino». 

De hecho, de acuerdo con Federico Nordheimer, director de la Inmobiliaria Rural Nordheimer, durante estos días, sólo se concretan operaciones menores, tales como la venta de campos chicos -menos de 50 hectáreas- o estancias. En el caso de los terrenos con dimensiones superiores a las 100 hectáreas -la dimensión estándar para la agricultura o ganadería-, las operaciones se encuentran pausadas, al menos, hasta después del 19 de noviembre.

Como consecuencia de esta incertidumbre, el especialista reveló que la oferta también se redujo. De hecho, precisó que, «los vendedores pusieron en pausa la venta hasta después de las elecciones». Esto es así porque las transacciones se realizan en dólares, por lo que, un incremento en el valor de la divisa o una devaluación del peso, podrían influir directamente en este tipo de operaciones.

Cuánto sale un campo en la Argentina

En la actualidad, una hectárea en ‘el triángulo de oro’ -así le llaman a la zona más cara y productiva del país, conformada por las localidades bonaerenses de Rojas, Salto y Pergamino- ronda entre los u$s 15.000 y los u$s 17.000. Los precios descienden a medida que se alejan de esta locación.

Otros núcleos grandes se hallan en el centro y sur de Córdoba, en los alrededores de Río Cuarto, al sureste de la Provincia de Buenos Aires (Necochea, Mar del Plata y Tres Arroyos) y en la zona de Venado Tuerto. 

ZonaPrecio por hectárea
Triángulo de Orou$s 17.000- u$s 15.000
Centro y sur de Córdobau$s 10.000- u$s 7000
Río Cuartou$s 7000- u$s 3500
Sureste PBAu$s 7000- u$s 3500
Venado Tuertou$s 3000- u$s 7000

No obstante, de acuerdo con Bauza, dado el contexto macroeconómico local, los valores de los campos argentinos están entre 50% y 70% menos que los mismos terrenos con igual capacidad productiva, ubicados en otros países de la región. «Los campos uruguayos que cuentan con las mismas aptitudes que los argentinos, valen casi el doble», expuso.

Por qué crece la demanda de campos

Bauza expuso que hay varias razones por las que el sector se mantiene dinámico. Una de ellas es el exceso de pesos: «Los productores argentinos tienen pesos de sobra y, para evitar perder contra la inflación, optan por invertir en activos».

Se suma, además, el contexto de crisis mundial: «Los mercados financieros están inestables y hay una fuerte volatilidad. Además, la guerra en Europa del Este, junto a las posiciones encontradas entre Estados Unidos y China, marcan una inestabilidad política y social que se refleja en la economía global», explicó Bauza.

En gran parte, esto explica el destino de las inversiones en tierras, dado que, con éstas se busca resguardar la pérdida de poder adquisitivo, de la misma forma que sucede con los bienes durables que generan estabilidad en el capital y con rentabilidad asegurada.

En el plano agropecuario -representa el 17% del PBI y el 65% de las exportaciones-, la suba en los commodities y las expectativas de que se mantengan los actuales valores y con buena demanda, es un fuerte impulso para invertir en campos agrícolas. De hecho, los campos agropecuarios son los más demandados hoy en día.

A su vez, Nordheimer expuso que, con la compra de un campo argentino, «el productor accede a uno de los mejores activos a nivel mundial». Además, de su productividad, explicó que los terrenos se alquilan y que, en la actualidad, hay cero vacancias. 

«No existe un campo que no esté siendo explotado por sus dueños, o en ocasiones, alquilado», explicó. Los alquileres también están ligados al dólar. De hecho, se pagan por kilos de productos. Entonces, si es un campo agrícola, se paga por kilos de soja producidos, mientras que, si es un campo ganadero, el precio del alquiler se determina por kilos de carne.

En la Argentina, el 70% de los campos son administrados por sus dueños, mientras que el restante 30% se alquilan a productores externos.

En este sentido, la actividad está meramente ligada a la divisa estadounidense. Tal es el caso de la soja, cuyo precio se determina en la Bolsa de Cereales de Chicago. Por ende, «si la soja sube en Chicago, sube también en la Argentina. Y, aunque su precio se incrementa en dólares y luego se convierte al tipo de cambio oficial, cualquier variación que tiene ese dólar beneficia a los productores», reveló Nordheimer.

Los pedidos del sector a la política argentina

El resultado de las próximas elecciones ejerce una gran influencia en la toma de decisiones de los inversores y propietarios. A su vez, las consecuencias económicas variarán según los resultados de los comicios que se llevarán a cabo el próximo domingo.

En este contexto, según Bauza, el sector solicita al próximo gobierno -independientemente de quién ocupe el cargo de presidente a partir del 10 de diciembre- medidas que se mantengan, al menos en el mediano y largo plazo. Explicó, a su vez, que, en la actualidad, no hay previsión, existen diferentes dólares, los precios cambian, por lo que es «imposible establecer un presupuesto de producción».

«Gane quien gane, necesitamos que tomen decisiones estables en materia de tipo de cambio, retenciones y reducción de impuestos«, explicó el titular de CAIR. Asimismo, rechazó la incorporación de nuevos tributos para el sector agroindustrial argentino.

«El freno en la Argentina se da por el contexto interno, eso es independiente de lo que suceda en el exterior. Todo el sector está a la espera de las decisiones políticas que se tomen a partir de diciembre», reveló.

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