Alberto Fernández aguarda una oferta de fondos de inversión que puede acelerar la negociación con los bonistas.
A partir del lunes próximo, bancos extranjeros que representan a acreedores privados iniciarán una ronda de consultas con Martín Guzmán que exige una quita de capital, una poda de los intereses y una postergación de pago de la deuda como condiciones mínimas para negociar un acuerdo sustentable.
Alberto Fernández tiene una estrategia de negociación de la deuda externa que se ejecuta en simultáneo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los bonistas bajo legislación internacional. Martín Guzmán opera en el terreno –desde Riad a Washington– y cuando tiene dudas aprieta el número celular del Presidente. De esta manera, se logró el apoyo del FMI, y con este método la Casa Rosada espera cerrar un acuerdo con los fondos de inversión que implique una quita de capital, una poda de los intereses y un larguísimo plazo para pagar la deuda privada que vence desde 2020 a 2024.
La posición del gobierno ante los bonistas ya no tiene secretos. El ministro de Economía explicitó la estrategia presidencial durante las reuniones que mantuvo con los acreedores privados en Buenos Aires y New York, y la diplomacia secreta de los Estados Unidos y el FMI no perdió su tiempo y comunicó a los fondos de inversión que sólo habrá acuerdo si las quitas y los plazos de pago se ajustan a los deseos, necesidades y requerimientos de Balcarce 50.
Un paper elaborado a través de un modelo financiero ejecutado en el corazón de Wall Street definió la base de una oferta de los acreedores privados que será presentado a Guzmán en los próximos días. Poderosos fondos de inversión llegarán a Buenos Aires y su pretensión es exhibir ese modelo para avanzar en las conversaciones con el ministro de Economía.
“El Paper de Wall Street” está avalado por bonistas que controlan cerca del 40 por ciento de las tenencias de títulos soberanos, un número aún lejano del 75 por ciento que establecen las CAC’s de segunda generación, pero importante para liderar una oferta que permita alinear a fondos menores que se plegarían a las firmas más influyentes de Manhattan.
El modelo ejecutado por asesores financieros de los principales fondos de inversión se podría sintetizar de la siguiente manera:
1. Durante el mandato de Alberto Fernández vencen aproximadamente 28 mil millones de dólares en bonos bajo legislación internacional.
2. Se propone una quita del 15 por ciento de los intereses.
3. Se pide cobrar 8 mil millones de dólares durante el mandato presidencial.
4. Y se acepta postergar los cobros de los 20 mil millones de dólares restantes en una secuencia temporal que arrancaría en marzo 2024.
A su turno, el Paper de Wall Street sostiene estos argumentos que presentarán los fondos de inversión al ministro Guzmán:
1. Es mejor “un mal acuerdo” que un default de la deuda privada, ya que ello afecta el valor de las empresas locales, asfixia el crédito externo y la inversión extranjera directa.
2. Argentina no tiene problemas de insolvencia, sino de liquidez. Ergo: puede haber sustentabilidad de la deuda externa privada, sólo se trata de encontrar un punto de contacto que satisfaga el interés del gobierno nacional y de los bonistas con legislación internacional.
Los bonistas tienen un sólo temor frente a Guzmán: sus posiciones académicas. Desde la perspectiva de los fondos de inversión, el ministro está muy encorsetado por sus escritos universitarios y creen que se inclinaría por el default en lugar de cerrar un denominado -en la jerga- “mal acuerdo”.
En este contexto, los líderes de los fondos que operan en New York -responsables de la eventual oferta a Guzmán- explican que la quita del 15 por ciento en los intereses y el roll over de los 20 mil millones de capital coinciden con la estrategia de Alberto Fernández, y a su vez les permitiría -en su mirada- recuperar una parte del valor de los títulos soberanos que compraron por consejo de Mauricio Macri.
Estos bonistas de New York, que llegarán a Buenos Aires en los próximos días, hacen esta cuenta:
1. El acuerdo que se propondrá al gobierno implicará una “baja formidable” del Riesgo País, que iría de 2200 puntos básicos a 700, calculan en su proyección teórica.
2. Esa “baja formidable” del Riesgo País causaría un up side que llevaría el valor presente de los títulos (de 40 por ciento con la quita a un 60 por ciento del valor nominal de la lámina).
3. Ese valor presente es a lo que aspiran llegar los fondos de inversión que hicieron correr el modelo del denominado “Paper de Wall Street” que presentarán durante sus encuentros en el Palacio de Hacienda y el Banco Central.
El Presidente escucha a Guzmán y también a Miguel Pesce, titular del Banco Central. Si el ministro y Pesce avalan la oferta, Alberto Fernández dirá que sí, y habrá anuncio formal. Si Guzmán considera que es insuficiente, los fondos de inversión deberán hacer correr otro modelo para obtener el consentimiento de la Casa Rosada.
El ministro de Economía -respaldado al máximo por Alberto Fernández- pretende una quita del capital, una poda de los intereses, un roll over larguísimo y no pagar los servicios que devengue. Guzmán es fiel a lo que escribió en los últimos años, y no confía “en los malos acuerdos” con los acreedores privados.
Para Guzmán, que negocia duro, la oferta del Paper de Wall Street es un avance. Pero aún no le alcanza.
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