Disfrutar de las vacaciones y cuidar el ambiente

MEDIO AMBIENTE.

¿Sabemos la huella que nuestro ocio genera en la naturaleza que nos recibe y qué podemos hacer para prevenir y disminuir este impacto?

Verano, tiempo de vacaciones, actividades al aire libre, viajes a la playa o destinos agrestes como selvas, montañas y áreas naturales protegidas.

Si bien el cuidado del medio ambiente está presente en la agenda diaria, ¿lo tenemos en cuenta a la hora de vacacionar?¿cuánto sabemos realmente de cómo ser turistas responsables o más “eco friendly” durante nuestras escapadas turísticas?

Fundación Temaikèn desarrolló diversos contenidos sobre turismo responsable que desde distintas plataformas, incluyendo la experiencia de Guardianes de la Naturaleza en su Bioparque, comparten información vital para actuar de manera sostenible con la naturaleza y así poder seguir disfrutándola por muchos años más. 

– Consumir responsablemente el agua y la energía del lugar, minimizando su huella. Muchas zonas del país están atravesando sequías. La generación de energía es una de las actividades que mayor impacto tiene en el ambiente. 

– No generar basura y en el caso de que sea inevitable, guardarla y siempre colocarla en los contenedores indicados. Es útil llevar bolsas para almacenar residuos en las mochilas de viaje. Hasta la yerba mate o los restos de frutas y verduras, aunque sean de origen vegetal, deben ser dispuestos según las indicaciones.

– Si se ingresa con perros a los espacios naturales, llevarlos siempre con correa y supervisión permanente. Si se encuentran gatitos, también notificarlo a las autoridades del lugar. Con frecuencia, los animales domésticos suelen cazar aves u otro tipo de animales silvestres, hiriéndolos gravemente. 

– Evitar los plásticos de un solo uso. Debemos aprovechar que en la actualidad ya es más sencillo acceder a botellas, bolsas de compras y contenedores reutilizables para llevar y conservar alimentos, incluso kits de vajilla de viajero.

El plástico tarda muchos años en biodegradarse y su destino final casi siempre es el agua, ya sea de mar o de río. Y de allí sus partículas se incorporan al cuerpo de los animales y las personas, acumulándose en los organismos y pasando de unos a otros a través de la alimentación. Además, el nylon suele ser confundido con alimento por aves, tortugas y mamíferos acuáticos que los consumen, provocándoles la muerte.  

 Los animales silvestres no son mascotas. Su comercio está prohibido por leyes nacionales y provinciales. Comprar animales, incluso por lástima y de buena fe, “para liberarlos”, no hace más que generar demanda y aumentar la presión de captura sobre las poblaciones silvestres.

Liberar animales en la zona incorrecta puede atentar contra la supervivencia de ese animal y a la vez generar un impacto ecológico negativo. Denunciar este comercio siempre es importante para darle intervención a las autoridades locales.

 No llevarse plantas u objetos pertenecientes al entorno ni alterar ambientes. Hay espacios que contienen ejemplares únicos en el país, ya sea de valor ambiental o histórico. Llevarse un ejemplar de este tipo puede afectar el equilibrio de ese ambiente y hasta puede afectar a la supervivencia de una población o, incluso, generar una invasión biológica en otro ambiente natural. 

– Realizar fogatas únicamente en los lugares permitidos y con las medidas de seguridad necesarias. El verano es una época donde los incendios son frecuentes y debido a la sequía o falta de agua es posible que se generen catástrofes ambientales. 

 Apoyar el comercio sostenible local. Elegir productos, servicios y experiencias que garanticen el uso sostenible de los recursos del destino y que respeten el hábitat natural de la fauna y la flora autóctonas.

“Una ciudadanía responsable y comprometida es vital para el cuidado de la naturaleza.  Por eso, este verano, cuando miles de familias vacacionen en todo el país es fundamental que sepan cómo qué hábitos deberían existir en una época donde son frecuentes los incendios, los encuentros con fauna y flora silvestres o el comercio ilegal de vida silvestre” indica Alejandra Romeo, responsable de Educación Ambiental de Fundación Temaikèn.

El contacto con los entornos naturales y su biodiversidad genera efectos físicos y emocionales que impactan positivamente en la salud. Algunos de ellos son: mayor cantidad y mejor calidad de oxígeno, ejercicio de distinto nivel para los músculos y cerebro, reducción del estrés, mejor calidad del sueño, síntesis de vitamina D, disminución de la tensión arterial, la frecuencia cardiaca, el colesterol y, en consecuencia, las enfermedades cardiovasculares. Prevención de miopía y, no menos importante, disfrute estético.

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