Cuál puede llegar a ser la evolución de la inflación en función del programa económico. Se observa una leve desaceleración en las últimas semanas. Resta ver el impacto de la suba tarifaria.
La propuesta “liberal” lanzada por el presidente Javier Milei es seguida con atención en el mundo. Se lo considera un caso de estudio como respuesta a las experiencias “populistas” aplicadas en distintas naciones. En este sentido, un primer indicador clave que están siguiendo los analistas es el comportamiento de la inflación, tras la liberación de precios dispuesta por el Gobierno.
Prueba del interés que despierta el proceso político argentino son los cerca de 60 pedidos de reunión que recibió el primer mandatario en el marco del Foro Económico Mundial que se llevará a cabo en Davos (Suiza), donde se congregan los principales líderes políticos, económicos y empresarios del planeta. Dicho sea de paso, Milei en general, los rechazó y mantendrá muy pocos encuentros, uno de ellos con la titular del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva, según pudo confirmar Ámbito.
Tras su llegada a la Casa Rosada, Milei lanzó un “ambicioso” programa de reformas, según la calificación del Fondo Monetario Internacional, consistente en una severa disciplina fiscal y monetaria y una amplia desregulación de la economía.
A un mes de su llegada al poder, el primer indicador relevante de su gestión fue el índice de precios de diciembre. El incremento fue del 25,5%, y según los cálculos del propio Milei, la inflación en la primera parte del mes pasado acumulaba 18% y –si se hubiera mantenido la tendencia– podría haber llegado a 45%.
“La dinámica inflacionaria de la primera semana de diciembre giraba en torno al 1% diario y la segunda registró una aceleración al 1,2%, lo que indefectiblemente desembocaba en una hiperinflación, la cual consideramos que hasta aquí se ha logrado evitar”, señaló el vocero presidencial Manuel Adorni.
La evolución de la inflación bajo la lupa
Los analistas están desmenuzando los datos de precios para determinar cuál puede llegar a ser la evolución de la inflación dentro del esquema propuesto por el nuevo Gobierno.
Cabe señalar que la más reciente literatura económica sobre planes de estabilización demuestra empíricamente que la fórmula más adecuada para enfrentar procesos de alta inflación (como es el caso argentino) consiste en una combinación de aplicar políticas fiscales y monetarias restrictivas con las llamadas “políticas de ingresos”, es decir acuerdos de precios y salarios que tiendan a coordinar expectativas y tornen menos doloroso el proceso de ajuste.
Uno de los casos exitosos, por ejemplo, fue el plan de estabilización de Israel aplicado en 1985 bajo el gobierno de Shimon Peres, que logró bajar la inflación de 444% anual a 20% en cuatro meses, mediante la aplicación de políticas ortodoxas (restricción monetaria, ajuste fiscal) y heterodoxas (acuerdos de precios y salarios).
Ancla fiscal
En tanto, la política propuesta por Milei y su ministro de Economía, Luis Caputo, se basa fundamentalmente en una severa disciplina fiscal y monetaria –no contempla, al menos hasta ahora, políticas de ingresos– y como tal consiste en una experiencia única que, en caso de resultar exitosa, quedará en los libros de texto.
Cabe recordar que, tras heredar un desequilibrio primario de cerca de 3% del PIB, el objetivo del Gobierno es lograr un superávit de 2 puntos, mediante una combinación de recorte de gastos y subas de impuestos (además de la decisión de no aumentar el endeudamiento). Y el Banco Central deja de emitir para financiar el desequilibrio del Tesoro.
En paralelo, se comenzó un proceso de sinceramiento de los precios relativos. Se dispuso una corrección de 118% en el tipo de cambio oficial y se moderó la tasa de ajuste del dólar oficial (crawling peg) al 2% mensual. Asimismo, se decidió el desmantelamiento de las regulaciones sobre diferentes sectores, como artículos de consumo masivo, medicina prepaga o valores de los combustibles.
Estas medidas llevaron a una aceleración inicial de la inflación, pero lo importante según los analistas, es observar hasta qué punto las medidas anunciadas por el Ministerio de Economía generan credibilidad entre los operadores económicos y si, en consecuencia, la tasa de inflación tiende a desacelerarse.
Inflación semanal
Para este ejercicio resulta interesante analizar la evolución de la inflación semanal. Las mediciones que realizan distintas consultoras privadas muestran que, efectivamente, tras alcanzar un pico en la segunda parte del mes pasado, el ritmo de aumento de los precios ha disminuido.
Según C&T, la inflación pasó de 19,8% en la segunda semana de diciembre contra igual semana de noviembre, a un pico de 28,1% en la tercera (siempre comparada contra la misma semana del mes anterior) para luego bajar progresivamente hasta ubicarse en 23,9% en la segunda semana de enero.
Un comportamiento semejante arroja los datos de Orlando Ferreres y Asociados. Esta consultora calcula el aumento semanal de la inflación núcleo (un indicador que muestra mejor la tendencia, porque no incluye los precios regulados o estacionales).
El mayor aumento se registra en la segunda semana de diciembre, con una suba de 10,1%, que se reduce a 7,4% en la tercera, 4,4% en la cuarta y 3,5% en la inicial de enero.
En uno de los rubros en los que más se notó la desaceleración fue en los alimentos, según los datos de la consultora Eco Go. Las mayores subas se dieron en la segunda y tercera semanas de diciembre -10,4% y 11,3%, respectivamente – para luego descender a 3,1%, tanto en la última semana del año pasado como en la primera del presente.
De acuerdo con esta consultora que dirige Marina Dal Poggetto, el índice de precios general se proyecta en 19% para enero. Ecolatina, por su parte, estima que la inflación se ubicará en 21%.
En base a estos datos, los economistas tienden a coincidir en que, tras el impacto inicial de la devaluación, las subas de precios se han atenuado. En tal sentido, existe un reconocimiento en cuanto a que la credibilidad que despierta el programa – particularmente por la severidad del programa fiscal- evitó un mayor traslado de la suba del dólar a los precios.
En lo inmediato, el mayor interrogante que se plantea es el impacto que pueda llegar a tener en los índices las correcciones en las tarifas públicas.
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